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DE TRASPASOS Y SUELDOS EN EL FÚTBOL

14 de octubre de 2013

El director alemán de deportes Alfred Draxler ha dicho: “Cuando uno sabe que en España el paro juvenil está en el 50% y al mismo tiempo el Real Madrid paga por Bale, de 24 años, 100 millones de euros, eso no puede ser calificado de otro modo que de absurdo, perverso y sin medida.”

Comentarios parecidos se leen con motivo de la renovación de Cristiano Ronaldo con sueldo anual de 17 millones de euros netos por cinco temporadas.

Pero ¿es el precio y el sueldo de los futbolistas lo que debe parecernos absurdo, perverso y sin medida? Cierto que sus cifras son ofensivas, sobre todo si se las compara con las que la sociedad ofrece a, por ejemplo, investigadores, médicos, enseñantes o albañiles. Sorprende, sin embargo, que quien está conforme con la causa se indigne por alguno de sus efectos menores. Quiero decir que quien no esté en contra de la economía de mercado no debiera indignarse por estos precios y sueldos. Pues la economía de mercado es la causa del paro juvenil, de estas cantidades ofensivas y de otras más insoportables (sea por enormes, sea por mínimas).

En el sistema capitalista es el mercado el que determina cuánto de la riqueza del país va a cada bolsillo. Y ocurre que da mucho a los que son económicamente rentables a corto plazo (aquellos que pueden hacer ganar más de lo que cobran a quienes los contratan) y da poco a los que no son rentables de esa forma. Ejecutivos o deportistas de élite pueden conseguir grandes emolumentos porque hacen ganar mucho a sus empresas o clubes, y otras empresas y clubes se los disputan. Un buen maestro no hace ganar dinero a su escuela, ni un buen médico de familia a su hospital. El mercado los margina.

Hay sin embargo efectos del mercado de peores consecuencias sociales. Al fin y al cabo ¿qué son los 17 millones anuales de Cristiano Ronaldo, o los 100 del precio de Bale, comparados con el dinero que va a los bolsillos de quienes disponen de un patrimonio medible en miles de millones de euros? Y sin embargo, cuando se habla de las personas más ricas del mundo, o del capital especulativo que opera a diario en las bolsas, nadie parece sentirse ofendido. La indignación se reserva para los sueldos escandalosos de deportistas, políticos o altos cargos de empresa.

Tenemos luego este episodio: Mesi ha defraudado millones a Hacienda y cuando va a declarar es aclamado por el público congregado ante el juzgado, que incluso grita “¡Mesi Presidente!”. Esto produce escándalo, pero ¿es la defraudación a Hacienda de los futbolistas la que debe indignarnos? Hay defraudaciones más escandalosas que ni siquiera son ilegales, como las de las grandes empresas y las grandes fortunas que el gobierno de turno autoriza mediante deducciones, exenciones y bonificaciones de toda clase, y otras que son ilegales, pero que el gobierno de turno amnistía o no investiga. ¿Quién está moviendo los hilos del gobierno de turno? Eso es lo que debería indignarnos y movernos a la acción.

¿Está usted de acuerdo con la economía de mercado, esto es, con la sociedad capitalista? Pues entonces no se escandalice por sus efectos, más aún si son de poca monta. ¿No está de acuerdo? Pues luche para que lo que va a cada bolsillo no sea decidido por el mercado, sino por una voluntad colectiva racional y justa. Como mínimo no vote a ninguno de los partidos que defienden la economía capitalista.


Si quiere hacer algún comentario, observación o pregunta puede ponerse en contacto conmigo en el siguiente correo:

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